“No quiero volver a vivir la experiencia de depender de un empleador, y que de repente un día reúnan a todos los trabajadores y nos digan que van a cerrar la empresa. En todo caso, si me toca otra vez, quiero estar del otro lado”, confiesa Juan Manuel Chavarría, a quien le tocó quedarse sin trabajo en el ocaso de las .com, allá por el 2001.
Con ese espíritu comenzó la búsqueda de su propio negocio. Entonces se propuso algo concreto: hacer los mejores tamales del mundo. Para Juan Manuel, hacer tamales y hacer negocios eran cosas desconocidas. Su primer gran problema fue con los proveedores: “Encontrar proveedores fue un ‘vía crucis’. No era fácil encontrar hojas de maíz, harina, manteca, verduras, y menos encontrarlas limpias”, cuenta.
Su paso inicial, una vez elaborada su primera partida de tamales, fue pararse con una mesita en la salida de la estación del Consulado del Metro del DF, en México. Después de la primera semana de experiencia, Juan Manuel se dio cuenta de que algo muy importante para aumentar las ventas, era ofrecer un buen envoltorio para sus tamales. Ahí fue que invirtió algo de dinero que pudo conseguir, en encargar un envoltorio que distinguía a los distintos sabores y además servía como un plato portátil muy cómodo.
Al cabo de unos meses, Juan Manuel pudo instalarse en otra estación del metro y al día de hoy ya contrata a 14 empleados a tiempo completo.
Fuente: esmas.com
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