Esta emprendedora construyó una marca de repostería ícono del sureste mexicano. Hoy, sus postres son un souvenir.
Cuando uno viaja a Mérida, Yucatán (también conocida como la “Ciudad Blanca”) hay varias actividades obligadas: darse una escapada a las pirámides de Chichén Itzá, visitar el zócalo de la ciudad –segundo del país en magnitud e importancia, después del ubicado en el Distrito Federal–, comer algún platillo típico como panuchos, salbutes, cochinita pibil o papadzules, y para el postre, deleitarse con un producto de Tere Cazola.
Esta empresa de repostería fina no se limita a los pasteles de tres leches o de chocolate, sino que sus productos mezclan sabores yucatecos –salados y dulces– con los de la panadería tradicional, creando un concepto novedoso y diferente para la hora del postre. Por esta razón, la marca se ha convertido en un ícono en la región, al grado de que algunos de sus productos son apreciados como un souvenir por los turistas, tanto nacionales como extranjeros. Su creadora, Teresa Cazola Bravo, es considerada una de las mujeres empresarias líderes del sureste mexicano.
Y es que lo que comenzó hace 26 años en la cocina de su casa para completar el gasto familiar, hoy es una compañía con una planta de producción propia que emplea a más de 150 personas (60% hombres y 40% mujeres) y que opera 28 sucursales propias en Yucatán, Campeche, Quintana Roo y Tabasco.
“Empecé con mi licuadora y mi horno. Me gustaba hacer pies y pasteles para reuniones familiares y de amigas, y un día una de ellas me hizo un pedido. Me pagó $200 y con esa primera inversión compré más materia prima para volver a hornear y de nuevo se vendieron”, recuerda Tere.
Los primeros meses hacía unos 12 pies, por lo general de manzana, nuez y queso, principalmente para sus amigos. Conforme se corrió la voz, fue necesario ocupar una recámara, la sala y el comedor como áreas de producción. Luego de seis meses, el negocio había crecido a tal nivel que la emprendedora tuvo que mudarse a una casa más amplia –exclusiva para el negocio–, pues ya realizaba 1,200 pasteles al día. Fue entonces que decidió lanzarse bajo una marca propia: Tere Cazola.
Ensayo y error
A petición de sus consumidores, la variedad de postres fue creciendo. “La gente me preguntaba si sabía hacer brownies. Y en realidad no sabía, pero investigué y ya que quedaban listos, les avisaba y se vendían”. Esto le dejó una lección a la empresaria: la capacitación es clave en cualquier tipo de negocio, sobre todo, en el que la gente marca el ritmo.“Veo canales de comida por la televisión, visito sitios Web como El Gourmet.com y compro libros de cocina para seguir aprendiendo y poder implementar cosas diferentes que les guste a las personas. También estudio temas de dirección, administración y ventas que me sirvan para el crecimiento del negocio”, dice.
Gracias a esta capacitación constante, Tere Cazola tiene un menú de más de 80 variedades, entre saladas y dulces, como rosca brioche, cheese cake, mousse, sandwichon, soufflé, hojaldras de jamón y queso, y las famosas bolitas de queso –un postre característico de la región–. Además, maneja creaciones de temporada (Navidad, 14 de febrero, día del niño y de las madres, Halloween, etc.) y una línea de pasteles para eventos (bodas, XV años, bautizos, etc.). Todas con combinaciones innovadoras y únicas que surgen de la mente de la empresaria.
Sin embargo, no siempre fue fácil trabajar nuevos productos. “En una ocasión me pidieron llevar un pastel fudge –dulce de azúcar– a una fiesta en Cancún. Era la primera vez que trasladaba uno de mis pasteles fuera de la ciudad y cuando llegué al sitio de entrega, se había chorreado por el calor”.
A base de prueba y error, la emprendedora descubrió que la situación se resolvía refrigerando el pastel unas horas después de hornearlo. Gracias a este proceso de aprendizaje, consiguió hacer entregas a domicilio en la ciu-dad y sus alrededores sin miedo a arruinar la presentación. “Hoy esto ya no es un problema. Nuestras motos y camionetas están adaptadas para resguardar los productos, lo que garantiza la satisfacción del cliente”, afirma.
La tecnología es sin duda otro de los factores de éxito de la empresa, pues se mantiene a la vanguardia y esto la hace diferente de las demás marcas. El secreto: el túnel de ultra congelado. Esta tecnología enfría a -40ºC la masa una vez que sale del horno, lo que sella el sabor sin atrapar cristales de agua. Cuando ésta es descongelada, la consistencia se mantiene, por lo que es como un pan recién horneado. Esto asegura la calidad de sus productos sin importar las distancias.
De esta forma, hoy la empresa puede transportar el 70% de sus creaciones (el resto se termina en el lugar) no sólo a Cancún (a unos 316km), sino también a lugares como Ciudad del Carmen (cerca de 380km) o Villahermosa (550km aproximadamente) sin que éstas sufran alteraciones. “Mucha gente se queda en el error o en el fracaso. Pero cada tropiezo y frustración son mejoras potenciales. La cosa no es lamentarse, sino descubrir cómo puedes vencer los obstáculos”, asegura Tere.
Fuente: http://www.soyentrepreneur.com
Crédito: Ilse Maubert Roura
Empresa: Tere Cazola
Fundación: 1986
Giro: Alimentos
Ubicación: Mérida, Yucatán
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