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Los sueños son para cumplirse. Mark ya era ilusionista desde antes de venir al mundo. Lo único que le faltaba eran las herramientas para poder llegar a serlo.
A la edad de 6 años, su abuelo le compró un libro que se llamaba ‘El Rey de la Magia’, y aprendió a hacer “truquitos” como las monedas que desaparecen o la copa que pasa de un lugar a otro.
¿Qué pasó después? Comenzó a adentrarse en el mundo del espectáculo. Sus padres lo llevaban a ver el circo, el teatro guiñol, las exhibiciones de delfines. “Desde pequeño quise ser payaso, entrenador de delfines, cantante, trapecista o titiritero, todo lo que llamará la atención y tuviera que ver con mostrar un arte”, expresó Marco Aguilar, mejor conocido como Mark, El Ilusionista.
Se preguntaba: ¿por qué un payaso que es bueno en México no puede sobresalir como en Estados Unidos? “De inicio yo quería ser payaso, pero veía que este medio en México estaba por los suelos al igual que la magia”.
Entonces, llegó el momento en que quiso cambiar esa imagen que se tiene de los magos en México, por un concepto de los ilusionistas en las Vegas o en otros países. “Fue un proceso muy largo, casi de diez años”.
Su comienzo
Mark ha creado una empresa de ilusionismo que da empleo a 35 personas. Pero, antes de llegar a esto, ¿cuál fue su primer trabajo? A los ocho años hacía figuras con globos en un parque, ganaba 80 pesos por fin de semana. Después, su primer show fue a los diez años.
La gente comenzó a pedir el espectáculo, fue entonces cuando Mark diseñó una estrategia y mandó a hacer posters que colocaba en los salones de fiestas infantiles. Aquí comenzó el negocio, pero eran trucos típicos de las mascadas, palomas, varitas, sombreros, nada espectacular. Esa etapa duró cinco años.
Magia corporativa
Posteriormente, este joven se preguntó: ¿Qué voy a hacer de mi vida? ¿Seguiré siendo el mago de fiestas infantiles? Y aquí viene la clave de éxito: “la imagen, el como te vendas. Los magos piensan que hacer magia es un truco y ya. Hay mucho más detrás de todo eso, se llama una estrategia de marketing y publicidad, entonces, se me ocurrió un concepto que se llama magia corporativa a los 16 años”.
Magia corporativa, ¿cómo surge? “Un tío que tiene una empresa nos invitó a comer, llegamos un poco antes y tenía una presentación en power point hacia su fuerza de ventas. Estaba aburridísima. Era un salón donde tenía unas luces, algunas pantallas y mi cabeza empezó a girar y dije: aquí puede existir un espectáculo”.
En ese momento, no sabía que su tío estaba dando mensajes empresariales importantes. “Entonces, se me ocurrió, ¿qué pasaría si yo doy esos mensajes pero utilizando magia? Para que la captación de la mente sea mucho mayor con un truco o una ilusión muy fuerte”.
Comenzó a platicar su idea con muchas personas, y tuvieron que pasar dos años hasta que conoció a su actual manager Eduardo Baca quien se casó con la propuesta. Él se dedicaba a hacer producción de eventos.
Su manager comenzó a vender el show a empresas y comenzó a gustar. “Mi ‘Única Proposición de Venta’ es crear un truco especializado para una marca o producto”.
Todos los trucos de Mark han salido por una marca. “Por ejemplo: Jumex le solicitó: ‘necesitamos que nuestros vendedores recuerden que Jumex es el jugo de la vida’. Entonces, él creó una ilusión en donde tiene una copa vacía con agua y de repente aparecen peces vivos.
Otro ejemplo, fue el lanzamiento del Blackberry para Iusacell en 2004. En 10 minutos, Mark tenía que dar un mensaje a los medios de comunicación acerca de las funciones de este celular.
“Había una caja bastante grande, y comencé a decir: ‘me desperté el día de hoy y tuve que ver mi reloj despertador’ y metí un despertador a la caja, después, ‘tuve que ver mi e-mail’ y pongo una computadora de escritorio en el baúl, ‘en la tarde tuve mi tiempo libre y empecé a jugar videojuegos’ e introduzco una consola, ‘escuché música’ y un estéreo. Cuando ya estaba atascada de cosas la caja, ¡explota y todo desaparece!, lo único que queda en su lugar es un celular flotando en el aire”.
Novartis contrató a Mark para dar el mensaje a los médicos de un nuevo medicamento para calmar o eliminar el dolor en menos de cinco minutos. “Agarro un clavo de cuatro pulgadas y se lo muestro a los doctores, me tomo la pastilla e introduzco ese clavo en mi nariz. Para ellos es impactante, pero nunca se van a olvidar de ese producto y de esa marca”.
Actualmente, uno de sus retos es el truco siguiente: “Hay un maletín muy delgadito encima de una mesa, de repente, me paro encima de él. Luego, doy una vuelta en el aire hacia atrás, caigo en el maletín y se cierra conmigo adentro, como si yo me encogiera. Pasa un niño, agarra el maletín y se lo lleva. Llevo tres años trabajando en el, espero que dentro de otros dos años resulte”.
Nunca antes en la historia de México y de la magia, se ha tenido un show fijo de magia en un casino como en las Vegas. “Hay que atreverse y romper paradigmas. Me estaré presentando todos los sábados en el Casino Win & Win en la Ciudad de México”.
Finalmente, Mark recuerda que a los 6 años, le dijo a su papá: ‘yo quiero ser mago’, a los 8 años, le expresó lo mismo. ‘Se le va a pasar’ pensó su padre. A lo 12 años volvió a decirle: ‘yo quiero ser mago’, esto ya empieza a ser preocupante, 15 años, ‘oye papá ya soy mago’, ¡No inventes, cómo crees, tu tienes que estudiar una carrera!
“¿Cómo le haces entender a tu papá que tu pasión es otra? Tuve que darle la vuelta de alguna manera para que viera que realmente podía mantenerme haciendo lo que a mi me gusta”.
Fuente: http://mundoejecutivo.mx/empresario-y-no-por-arte-de-magia/
Crédito: Mundo Ejecutivo
Site: http://www.magomark.com/
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