20 de agosto del 2011
Simón Sacal es un joven emprendedor que a muy temprana edad comenzó su aventura en los negocios. Le apostó a uno de los mercados con mayor potencial de crecimiento actualmente, los alimentos saludables.
Hoy, su producto se vende en las principales cadenas de autoservicio del país, como Walmart, y ha logrado establecer dos plantas de producción en el Estado de México.
-Mi historia no es la del típico emprendedor. Cierto, yo tenía 19 años cuando, apoyado por mi familia, inicié un negocio, pero para que mi empresa se convirtiera en el primer caso en obtener recursos del Fondo Emprendedores Nafin-Conacyt pasé por más contratiempos que fortunas.
Tuve que replantearme muchas veces mi idea original (quería abrir una tienda de botanas), invertí el dinero que mi abuelo me dejó para pagar mis estudios y hasta volé la instalación eléctrica de mi casa.
Hoy, a mis 28 años, pude sumar a las personas ideales para mi sueño y juntos hicimos que IHS fabrique y distribuya botanas saludables bajo una fórmula única que desarrollamos por casualidad.
Además, uno de los fondos de inversión más importantes del mundo también confió en la empresa. The Carlyle Group acaba de comprarnos participación accionaria.
Lograrlo nos costó mucho trabajo. Primero, porque cuando arranqué como emprendedor, en el verano de 2001, yo era estudiante de primer año de ingeniería industrial en la Universidad Iberoamericana (UIA) y dependía de mi familia.
Pero mi padre fue el primero en confiar en mí, aunque aún ni yo me veía como un empresario.
Hoy, su producto se vende en las principales cadenas de autoservicio del país, como Walmart, y ha logrado establecer dos plantas de producción en el Estado de México.
-Mi historia no es la del típico emprendedor. Cierto, yo tenía 19 años cuando, apoyado por mi familia, inicié un negocio, pero para que mi empresa se convirtiera en el primer caso en obtener recursos del Fondo Emprendedores Nafin-Conacyt pasé por más contratiempos que fortunas.
Tuve que replantearme muchas veces mi idea original (quería abrir una tienda de botanas), invertí el dinero que mi abuelo me dejó para pagar mis estudios y hasta volé la instalación eléctrica de mi casa.
Hoy, a mis 28 años, pude sumar a las personas ideales para mi sueño y juntos hicimos que IHS fabrique y distribuya botanas saludables bajo una fórmula única que desarrollamos por casualidad.
Además, uno de los fondos de inversión más importantes del mundo también confió en la empresa. The Carlyle Group acaba de comprarnos participación accionaria.
Lograrlo nos costó mucho trabajo. Primero, porque cuando arranqué como emprendedor, en el verano de 2001, yo era estudiante de primer año de ingeniería industrial en la Universidad Iberoamericana (UIA) y dependía de mi familia.
Pero mi padre fue el primero en confiar en mí, aunque aún ni yo me veía como un empresario.
Fuente: http://www.cnnexpansion.com/expansion/2010/10/29/inicia-desde-temprana-edad
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